Desembarque provechoso [Libre]

Como ya muchas veces, se habían detenido en el puerto común de Europa, desembarcando por un tiempo ahí.
Bajó con bastantes energías alabandose a sí misma por su asombrosa apariencia llevando en su hombro a la pequeña Marbird la cual piaba a ratos, apoyando los elogios propios de su dueña.

-Kesesese~-Rie, bajando por fin del barco echandole una mirada de reojo. Decidiendo aprovechar la ocasión de que se encontraban detenidos de la ruta que el capitán desease emprender, aunque debía agregar que su capitán no era tan grandioso como ella, claro que no.

Se alejó del puerto, adentrandose un poco más en lo que recibía como nombre "ciudad". Hacía un calor de los mil demonios y para ella, al ser un ser superior era casi imposible soportalo así que buscó refugio en una de las tabernas del sector, estaba bien que fuese una divinidad pero todo ser grandioso tiene sus debilidades.

No se preocupó del barco al que pertenecía ya que antes de bajar se había asegurado de la hora en la cual zarparía, por tanto demoraría lo que quisiese.

Entró a la taberna pateando con fuerza la puerta de ésta, afriendola con un estruendoso ruido haciendo que la mayoría de las cabezas que se encontraban dentro se voltearan a verla, algunos con asombro y otros algo enfadados por el bullisio.

- ¡Ya llegó por quien lloraban estimados! kesese-Vociferó adentrandose, saludando con la cabeza a un par de conocidos.

Le dio un gran trago a su jarra de cerveza. Se encontraba en la barra tomándose una jarra de cerveza alemana-alemana porque en ese bar no había cerveza española- haciendo tiempo antes de irse a una casa noble para recibir su próximo trabajo.

Odiaba trabajar para los nobles pero eran los únicos que le ofrecían trabajo a cambio de una recompensa medianamente buena. En estos momentos sólo quería sobrevivir, sobrevivir el tiempo suficiente para reencontrarse con su familia aunque ya hubiese pasado tanto tiempo que no los veía que ni se acordaba de sus rostros.

Suspiró y le dio otro sorbo dándose cuenta de que su cerveza ya se había acabado.

- ¡Otra alemana!-pidió al mismo tiempo que escuchaba como se abría la puerta de una patada haciendo que mirase de reojo al culpable de semejantes estruendo.

Volvió la vista al frente cuando comprobó que el causante había sido, nada más y nada menos, que una pirata.

-Piratas, siempre queriendo ser el centro de atención-se quejó para sí misma antes de coger la jarra de cerveza que recién le habían traído.

Sin detenerse a esperar algún comentarios sobre los presentes, comenzó a caminar con urgencia hasta la barra, en busca de cerveza. Mucha cerveza.

Debía aprobechar su estadía ahí y eso era lo que haría. Quizás se emborracharía, pero lo dudaba ya que tenía buen aguante al alcohol.

Una vez se acercó a la barra, se sentó en una de las tantas sillas altas que habían, dejando un par de monedas en ésta en forma de pago por la bebida que le traerían.

- Quiero cervezas ¡Alemanas porsupuesto! kesesese- Rie por lo bajo, mirando a la gente que se encontraba sentada a su alrededor, encontrando a una chica castaña de ojos verdes, le llamó algo la atención por lo que decidió hablarle pero justo, cuando lo iba a hacer llegaron con su pedido.

- Este maravilloso ser necesita una de éstas! -exclama tomando la jarra de cerveza y comenzando a tomarla, terminandola en un par de segundos.

- ¡Otra! .. Esto si es vida!

Volvió a mirar de reojo y una pequeña sonrisa divertida se le formó en el rostro.

Aquella chica era algo extraña, era demasiado energética para ser una pirata. Generalmente estos eran unos depravados que se divertían destrozando la vida de los demás.

Se terminó su cerveza de un trago y alzó la jarra.

-¡Otra!-pidió empezando a reír.

Tenía la extraña sensación de que hoy no sería un día normal, sentía que hoy se divertiría.

Comenzó a beber de la otra jarra que le habían llevado, notando que la chica a su lado hacía lo mismo.

- ¡Ahhh! ¡No hay bebida más awesome que esta! -Rie mirando a la chica de su lado, para luego volver a tomar la carra y beber lo que quedaba de ésta.

-¿No lo crees? -Pregunta amigable y curiosa alzando una ceja en busca de respuesta.


- Y dime ¿con quién tiene el placer de hablar esta grandiosa persona?- Vuelve a preguntar, pidiendo de paso otra cerveza para luego apoyar sus brazos en la barra y mirarle con una sonrisa de autosuficiencia, que resultaba agradable.

Rió y la miró alzando la jarra.

-¡Por supuesto! ¡No hay nada mejor que una buen cerveza!-esta chica parecía bastante maja para ser una pirata. En lo general los piratas solían ser gente detestable.

Sonrió y se señaló con autosuficiencia.

-Soy Isabel, la mercenaria y sin duda alguna la mejor que encontrarás-le guiñó un ojo- ¿Y tú eres...?

Aprovechó para darse a conocer como mercenaria, nunca se sabía quién podría ofrecerte trabajo y si no te conocían difícilmente te contratarían, aunque en realidad lo hiciese porque prefería trabajar para piratas antes que para los nobles y porque... sabía que su padre y su hermano debían de estar por aquel mundo lleno de piratas, si es que aún seguían con vida.

Juntó ambas manos, sonriendo con aceptación. Le agradaba saber que había alguien más a quien le gustara tomar cerveza de tal manera.

- ¡Exacto! Siquiera el Ron se le parece a esta grandiosa bebida! Kesese-Alza también la jarra que le habían traído hace poco, chocandola con brusquedad con la de la chica, haciendo que se rebarsara un poco este líquido sabroso.

- ¡La más awesome de todas!-Exclamó con fuerzas, dejando la jarra en la barra y llevando una de sus manos hasta su pecho de forma dramática.

- Soy María ¡La pirata más grandiosa de los siete mares! Kesese.. Ningún otro me supera-Agrega a su presentación esperando que sonara lo suficientemente awesome como le corresponde a su persona.

-¡El Ron no es nada comparado con una buena cerveza!-rió dejando su cerveza nuevamente en la barra tras darle un gran trago.

Había dado en el clavo, aquella chica era una pirata.

-Y dime, ¿a qué barco pirata pertenece la awesome persona que tengo delante de mí?-le contestó siguiéndole el juego de la awesomenidad -¿O tú eres la capitana?

No le vendría mal informarse sobre como andaban las cosas entre los piratas, de aquella manera podría acercarse al paradero de su familia.

Asiente con fuerzas dándole toda la razón y es que la tenía. Ninguna otra cerveza podría comparar el sabor de la cerveza alemana, es única.

Mantuvo una gigantesta sonrisa en su rostro, escuchando la pregunta de Isabel.

-Tsk..-Negó rapidamente con la cabeza- Por muy grandiosa que sea no soy la capitana ¡Aunque devería serlo no crees?! -Vuelve a mantener esa sonrisa gigantezca de autosuficiencia.

- Pertenezco a la tripulación de Toño-responde, estaba segura de que cualquier persona reconocería esa tripulación.

- Es un gran capitán ¡Aunque no tan grandioso como yo! Kesese -insiste con su awesomidad, mientras toma más cerveza.

Se extrañó, había oído hablar de distintas tripulaciones piratas pero nunca de una tripulación de un tal "Toño", aunque le sonaba familiar ese diminutivo... Tal vez porque era propio de su idioma y se utilizaba para los "Antonio", ese pensamiento le recordó a su hermano y la hizo sentirse triste.

Aún así ladeó la cabeza confundida.

-¿La tripulación de Toño? No me suena... ¿Es nueva la tripulación?

Abrió la boca sin creerse lo que había dicho.
Bien, ella se encargaría de que conociera la tripulación y se diese cuenta de lo maravillosa que era.

- ¿Cómo no?! La tripulación de Antonio es bastante conocida! Sobre todo, porque estoy yo en ella! Kesese-Se auto alaga.

- Es realmente extraño que no la conozcas ¡Nos encargaremos de que aquí resuene ese nombre! Junto al mío, claro está.

Rió ante sus acciones, parecía ser alguien bastante animada.

-No sé si es tan conocida o no puesto que yo suelo caminar más por tierra que navegar por los mares.

-Y dime, ¿tu capitán también es un hombre mayor como en la mayoría de barcos?-comentó divertida y con un pequeño ápice de burla.

Se le quedó mirando por unos momentos.

-¡Entonces, es por eso que no le conoces! Ya me parecía raro que la gente no reconociera nuestra asombrosa tripulación. Kesese

Sonrió divertida también por la pregunta, imaginandose a su capitán todo un vejestorio con un pie de palo y un parche en el ojo.

-Kesesesese-Continuó riendo para luego negar con la cabeza de forma horizontal.

- Tenemos casi la misma edad, pero mi edad obviamente es ás awesome!-Agregó apresurada, haciendo notar que ella era Awesome en TODO.

Ladeó la cabeza confundida.

-¿Casi la misma edad? Pero si tú pareces ser más joven que yo.

Sentía como si ella tuviese las respuestas que tanto tiempo había buscado. Como si aquella pirata supiese algo de su familia, algo que podría hacer que tantos años de búsqueda mereciesen la pena.

-Oye, Maria-la llamó para que dejase un poco de lado la awesomenitad aunque dudaba que la dejase-Tu capitán, Antonio, ¿qué edad tiene?

Sonrió por el "alago" que ella interpretó de esas palabras.

Levantó la vista para recordar la edad del capitán, la edad no era tan asombrosa como para recordarla siempre.

- Creo que tiene 24 pocos awesome's años-cierra los ojos pensativa, asintiendo luego.

Claro, esa era su edad.

Bajó la vista para mirarle curiosa y llevo una de sus manos hasta su mentón, en forma de sospecha.

- ¿Por qué..?

¿24 años?-se preguntó para sí misma.

Esa era su misma edad. Ya eran demasiadas coincidencias. Tenía la misma edad que su gemelo, se llamaba igual y además estaba por el mundo pirata.

Miró a la prusiana con una mirada seria y tranquila algo no muy común en ella.

-... Creo que conozco a tu capitán...-tragó-¿No me dirás que también es castaño y de ojos verdes al igual que yo, verdad?

Se asustó un poco por la pregunta. Tan acertada.

Se echó hacia atrás, comenzando a asentir. ¿Quién era esta chica?
Entrecerró los ojos para analizarla, dandose cuenta de ciertas cosas. Una de las más importantes, eran iguales con su capitán.

¿Cómo no se había dado cuenta antes?
Se puso de pie rápidamente, tomandole de la mano de forma awesome, cabe decir.

- Me dirás ahora, Isabel ¿Qué eres la hermana de Toño?-Pregunta alzando una ceja y sonriendo. Por alguna razón, estaba feliz por ambos.

Sonrió levemente bajando la mirada.

¿Su hermana? ¿Finalmente había encontrado a su hermano? Había pasado casi toda su vida buscando a su hermano y finalmente lo había encontrado. Lo había encontrado a él y a su padre y ahora sólo tendía que buscar a su madre para volver a estar los cuatro juntos. Porque volverían a estar los cuatro juntos, ¿verdad?

-..... No lo sé... ¿Y si son meras coincidencias? ¿Y si en realidad no es mi hermano?....-murmuró con la mirada baja- Antes de celebrar debo verlo y saber si es él en verdad pero, si lo es, ¿como lo miraría a la cara tras lo que le pasó a nuestra madre?-murmuró triste

Se encoje de hombros ante lo poco awesome que se veía la chica en esos momentos.

- Eso se puede solucionar de una sola forma -tiro de su mano para que se levantase y le siguiese-

- Este ser maravilloso te ayudará, ven, vayamos a buscar a Toño-le guiña dejando unas monedas en la barra pagando lo de ella y de Isabel.

Tira de la mano de la chica, invitandole a que le siguiese.

-Si no lo ves, nunca lo sabrás Kesese

-¿Eh? ¡Maria por favor espera!-pidió pero era en vano ya la había sacado de allí.

No se sentía capaz de verlo. ¿Cómo lo reconocería? Ni si quiera se acordaba bien de su rostro. Podría ser un impostor con facilidad y no quería sufrir al llevarse una falsa ilusión.

Se golpeó mentalmente.

¿Pero en qué pensaba? Se suponía que era una mercenaria, luchaba y se arriesgaba. Sino se arriesgaba, ¿cómo sino se reuniría con su familia?

Alzó la mirada y la miró con una gran sonrisa.

-Tienes razón Maria. ¿Pero dónde está? ¿Cómo podría reunirme con él?-preguntó

Siguió tirando de su mano, en busca de su capitán.

¿Dónde demonios se encontraría?
No importa, esta awesome persona se encargará de encontrarlo.

- Debe estar cerca kesese-Miro en todas direcciones en busca de un rostro familiar, comenzando a caminar al rededor de la multitud sin soltar de la mano a la española.

- De eso, se encarga esta maravillosa persona .. Por algo soy granciosa ¿No?-sonrie con sobervia, en búsqueda de alguna pista de dónde se podría encontrar el español.

-Jeje...-rió algo nerviosa-Si... eres muy grandiosa-murmuró siendo literalmente arrastrada.

-¿No sería mejor quedar para vernos mañana antes de que me valla o os valláis?-preguntó

¿Y si su hermano estuviese haciendo algo más importante que el verla a ella? ¿Y si no la quisiese ver?

Negó rapidamente con la cabeza, frunciendo el ceño.

-Sea lo que sea que esté haciendo, tendrá tiempo para esto

Se detuvo en mitad de una plaza bastante concurrida, mirando a sus alrededores y mirando mal a la gente que se le quedaba viendo, era gente NO-Awesome y no tenían derecho a mirarla.

- ¡Antonio! -comienza a gritar vociferando el nombre de su capitán, esperando respuesta.

Llevaba ocupado desde que habían desembarcado, ni siquiera tiempo había tenido para estar con su querido Lovino, ya que habían algunos problemas en el barco, desde reparar velas hasta la repartición de la despensa. Simple y sencillamente aquel día Antonio no había parado. Pero claro, eso no le había impedido el desaparecer un rato. Se dirigió solo hacia la plaza a paso tranquilo, recordando que Maria había ido sola a aquel lugar, entre ligeras risas recordó lo peleonera que llegaba a ser cuando quería seguramente se encontraría en alguna pelea.

Escucho como justamente la persona que buscaba le llamaba, se acerco esquivando a la gente que veía extraño a la prusiana, preguntándose el por qué de sus gritos. — ¡María-chan! ¡Aquí estoy!— Apenas estuvo lo suficientemente cerca pudo ver a quien le acompañaba; una joven, de mas o menos su edad, piel algo morena, cabello castaño y unos increíbles ojos verdes. Aun que no lo creyera aquella joven parecía…— ¿Isabel? —

Prácticamente se quedó sorda ante el semejante grito que pegó la prusiana. Iba protestarle y pedir que dejase de gritar cuando escuchó una voz masculina. Esa voz contestaba al grito de la prusiana como si su dueño fuese quién ella buscaba.

Rápidamente enfocó con su vista en la dirección de la que provenía aquella voz viendo como alguien se les acercaba. Era un chico moreno, de su misma edad y con sus mismos ojos y pelo.

Empezó a ver borroso por culpa de las lágrimas que se acumulaban en sus ojos queriendo salir de estos.

-¿A-Antonio?-murmuró sin creerse lo que veían sus ojos-¿E-eres tú? ¿El de verdad?

Había estado prácticamente toda su vida buscando a su hermano, tanto tiempo que no podía creerse que por fin lo hubiese encontrado, y ahora lo tenía delante suya.