Un finlandes de bolsillo(priv tripulacion del mgt)

Tino ya llevaba mucho tiempo viviendo en la tripulación de los nordicos, como un esclavo solo de nombre porque a la larga Berwald se había encargado de que el danes dejara de molestarlo y de mandarle trabajos abusivos, Emil era un chico muy simpático, al igual que Lucas y aun mas importante que eso, había hallado un sentimiento... especial en lo que el sueco sentía por el, sentimiento que le correspondía con gusto, asi que ya podian considerarse novios o algo parecido... pero habia algo que se interponia entre ellos de alguna forma, y era la estatura de Tino. El sueco no decia nada, y el tampoco pero, a veces le gustaria poder besarlo sin necesidad de subirse a una silla. Asi que cuando vio una tienda de pociones magicas, entro y con sus pocos y escasos ahorros se compro un frasquito morado, se lo escondio en las ropas y se metio en su camarote del barco, para tomarselo a solas. Sin pensarselo mucho, cual alicia en el pais de las maravillas se tomo el frasco de un trago, temblando y estremeciendose, creyendo de buena fe que se estaba haciendo mas alto, hasta que, al abrir los ojos vio que todo a su alrededor estaba gigante... en lugar de crecer se habia encogido ¡y ahora solo media 20 centimetros!

Llevaba un rato solo, sin que nadie viniera lo que era bueno porque al menos nadie iba a verlo en el lamentable estado en el que se encontraba. Veia todo grande, se sentia como una muñequita y empezaba a ponerse nervioso ante la posibilidad de quedarse asi para siempre. Le daba pena que lo viera el sueco, y ni hablar del danes que se burlaria de el o... o algo peor, a saber. Suspiro, y se sento en su almohada, mirando ahcia la puerta esperando a que alguien entrara... si era berwald gritaria para hacerse notar, si no se esconderia y rogaria por no ser descubierto.

Se encontraba terminando con sus labores...y algunas extras en la cubierta del barco. Tenía prisa por concluír su trabajo e irse. En todo el día no había visto a Tino y sabía que estaba exagerando, pero le preocupaba un poco. ¿Y si se había sentido mal o algo? Aunque al menos agradecía que su capitán hubiera dejado de encargarle tantos deberes.

Dio por terminadas sus tareas y luego de buscar al finlandés y no encontrarlo en ningún otro lugar, optó por ir a su camarote. ¿En dónde más podría estar? Sin embargo, se detuvo antes de abrir la puerta. En los últimos días ambos habían estado algo ocupados, por lo que no habían podido pasar mucho tiempo juntos. Pensaba que sería bueno preguntarle si no tenía hambre y entonces aprovechar para sugerirle que comieran juntos. ¿Pero y si Tino estaba cansado y no quería que lo molestaran? ¿Qué tal si estaba dormido?

De cualquier manera, decidió abrir la puerta, sólo para asegurarse que el ojivioleta estaba ahí. Lo que no se imaginaba era lo que descubriría ahí dentro.

Había estado revisando los mapas para verificar la ruta del proximo viaje, pero finalmente había terminado por aburrirse y decidio mejor hacer una inspección al barco, después de todo no era tan irresponsable como el sueco insitia en hacer creer, y hablando del sueco... ¿donde se habría metido? No lo había incordidado en todo el día, en realidad, ahora que lo pensaba no lo había visto ni a el, ni a Tino, ni a Lukas ni a Emil, extraño, esos cuatro eran los que invariablemente caían a molestarlo regañarlo.

¿Donde se habran metido? se dirigió al lugar en que estaban los camarotes más grandes, seguro que al menos uno debería estar por ahí.Aunque no se esperaba encontrar a Berwald abriendo "disimuladamente" la puerta del finlandes, es decir sabía que eran pareja y todo, pero la forma en que estaba entrado parecía más un violador asechando a su presa que otra cosa ignoren el dramatismo por favor.

¡Brewald! practicamente le salto encima al tiempo que la puerta era abierta, por lo que ambos cayeron al suelo de la habitación Menos mal que amortiguaste...aunque no eres tan suavecito (?) El sueco era muchas cosas pero sin duda jamás sería un buen colchon (?).

Tino estaba muy, muy preocupado y poco a poco, segundo a segundo su cabeza se llenaba de preguntas, cientos de ellas. ¿que iba a hacer? ¿ debería vivir escondido en el barco como si fuera una rata? ¿y si se quedaba ahí para siempre y no volvía a estar con su querido berwald y con sus amigos de la tripulación? dio varias vueltas sobre su almohada, pensando, sin hallar solución a sus problemas, al menos no una que pudiera hallar solo. era tan, tan pequeño... parecía un muñeco de cuerda o algo así, y se deprimió un poco por haber acabado así cuando el solo quería crecer doce centímetros para besar a berwald con mas comodidad. De pronto la puerta se abrió y creyó distinguir la alta silueta del sueco, pero antes de decir nada, Soren le salto encima, de una forma tal que los dos se cayeron al suelo, haciendo bastante ruido. Se asomo por encima del borde de la cama sin saber si podían mirarlo o no.

¡-A-amo Soren Berwald!-grito con toda la fuerza que le permitían sus pulmones, sentándose en el borde de la cama, justo sobre los dos poratas, haciendo todo su esfuerzo por hacerse notar a sus ojos, aunque con ese tamañito y esa voz era muy dificil que lo vieran-¡estoy aca arriba! ¡aca arriba en la cama!- de pronto la cama se movio un poco, quizás por lo que estaban haciendo el danes y el sueco, se tambaleo un poco, tratando de conservar el equilibrio y acabo cayendo en los rubios cabellos del danes-¡e-estoy aca!-dijo para que no pensaran que era un raton o un bicho grande y se aferro de los cabellos del danes tanto como pudo para evitar caerse-¡soy yo tino de verdad soy yo!-suspiro, aferrandose para evitar caerse de nuevo, y tratando de llamar la atencion de ambos piratas.