Reencuentro [Isabel Carriedo]

Antonio no podía consigo mismo de la felicidad que sentía. Claro que ¿como no podía estar feliz? Si recientemente gracias a María, una de sus más allegados subordinados, había logrado por fin encontrar a su quería hermana gemela, Isabel. A quien ahora mismo llevaba del brazo. Acaban de llegar al muelle para por fin poder subir al barco, las miradas de la tripulación hacia el capitán y su gemela eran muchas e indiscretas pero nadie hacia preguntas sabiendo que Antonio les diría todo apenas fuera necesario.

Sinceramente había momentos en los que perdía la esperanza y pensado que de alguna manera no las podría encontrar, pero el mundo era benevolente y ahora estaba ahí, subiendo a su barco con su hermana del brazo a punto de preguntarle sobre su madre… no negaría que estaba emocionado y nervioso pero era más su felicidad. No había hecho presentaciones, ya que no había visto ni a Lovino ni a Andrea por ahí mientras subían, además que Maria se había quedado por ahí haciendo cosas awesomes, o algo así, pero ya tendría su tiempo para poder presentarla...

Deseaba, deseaba con mucha fuerza el saber que había sido de ella y de su madre por tanto tiempo...

La española le había dicho algo a su hermano pero estaba segura de que este no lo había escuchado por su actual estado de ánimo. Aunque hubiese pasado ya casi veinte años de la última vez que lo vió, era su hermano y sabía que por mucho tiempo que hubiese pasado aún en el fondo le debía de quedar algo de aquel niño que alguna vez fue, de aquel niño que fue antes de que los separasen a la fuerza. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no notaba las miradas que recibían por parte de la tripulación de su hermano el cual parecía haber cambiado tanto...-¿Y papá?-preguntó de golpe y sin proponerselo en el momento que vio que estaban solos. Quería saber cómo les habían tratado a ellos. Quería asegurarse de que ambos estaban bien y no habían sufrido ningún daño importante.

Antonio esperaba que Isabel comenzara preguntando por eso. Pero él no estaba tan seguro de tener la respuesta que ella esperaba. Suspiro un poco, poniéndose algo serio. Poso su mirada verde en la idéntica de su hermana —Isabel, Papá murió hace mucho. No vivió ni un año luego de separarnos— explico, no se le notaba dolido pero no le gustaba hablar de aquello. Se había sentido realmente abatido por su pérdida pero estaba consciente que nada había podido hacer en aquel tiempo, además de que no podía quejarse; se que había tenido una buena venganza la había tenido.

Se aclaro un poco la garganta ahora era su turno de hablar. — ¿y mamá? ¿Dónde está? ¿Y qué fue de vosotras todos estos años?— nada le aseguraba que ella estuviera viva, pero si Isabel estaba ahí… su esperanza había renacido con mucha más intensidad, aquella que le decía que a pesar de todo aun podía reunir a su familia… aun que ya le faltara un integrante.

Se mordió el labio inferior y bajó la mirada ante la respuesta de su hermano. ¿Su padre había muerto? Ni siquiera había podido verlo una última vez, tampoco había podido despedirse de él. No había podido decirle tan solo un simple "adios". En ese momento se sintió una inútil, una estúpida y una imbécil. Siempre había tenido la esperanza de que su familia estaba bien, tal vez algo separada pero bien... Y ¿con qué se encuentra? Con la muerte de su padre, la incertidumbre de no saber si su madre esta viva o muerta y con su hermano, gracias a quién fuese que se las tuviese que dar, vivo. Eso era... Tenía que estar feliz y no triste. Había encontrado a su hermano y sabía qué había sido de su padre, aunque la noticia de su muerte fuese algo malo al menos no estaba con la duda de su estado como pasaba con su madre.

No supo cuánto tiempo había estado viajando entre sus pensamientos pero cuando reaccionó se dió cuenta de la pregunta de su hermano, al cual volvió a mirar a los ojos con serenidad.-No lo sé, ni si quiera sé si esta viva o muerta. Nos vendieron los mismo que nos separaron de vosotros.-le contestó a sus preguntas, la última resumidamente.-... ¿Cómo murió?...-le preguntó refiriéndose a su padre.

¿Cómo podía ver a su hermana en aquel momento? Antonio ciertamente no lo sabía. Tras pensar unos momentos su respuesta no le quedo más que decir únicamente lo que l conocía. —No estuve ahí— advirtió —Pero el… fue ahogado— hablaba con seriedad pero sin rencor o tristeza ya que ya no la sentía desde hacía bastante. —Dijeron que se sacrifico por sus compañeros— una ligera sombra le cubría los ojos. Avanzo hasta sentarse en la amplia silla que había frente a un precioso escritorio de madera, donde Antonio apoyo ambos brazos, recordando.

Dio un corto y prácticamente inexistente suspiro. —Una pelea contra la guardia real, supuestamente fue una emboscada… donde traían brujas de su parte… No sufrió, supongo—sonrió buscando infundir confianza, a pesar de poco sentirla en verdad. Más que nada en aquel momento lo embriagaba la incertidumbre… sobre que había sido de su madre, que había sido de ellas mientras el surcaba los mares…

Apretó los puños en un gesto inconsciente de ira, no le servía de nada estar molesto por lo que relajo todos los músculos al verla recuperarse, aun después de todo pensar que las personas con las que se había criado le habían hecho eso a su familia... al darse cuenta de que habían destruido todo. Sacudió aquellos pensamientos de su mente. — Y ahora después de tanto, tu eres…— miro un poco a su hermana, mirando a la pequeña niña con la que pasaba las tardes jugando… y luego a la mujer en la que se había vuelto. — Mercenaria— afirmo, sabiendo demasiado del espíritu que mantenían ellos como para trabajar para la corona.

Dejó de morderse el labio quedándose en un shock momentáneo al escuchar la pabraba "brujas". ¿Qué hacían ellas de parte de los nobles? ¿Qué les habrían ofrecido? Al menos no había sufrido.... ¿Verdad?

Todo esto era demasiado repentino. Estaba descubriendo muchas cosas sin proponérselo y sólo pudo devolverle la misma sonrisa de confianza mientras caminaba hasta quedar frente a su hermano y sentarse en la silla que había frente a él, mirándolo.-Ojalá tengas razón y no hubiese sufrido...

Notó cómo su gemelo apretaba sus puños y supo de inmediato a qué se debía. Habían pasado muchos años pero aún así era fácil de averiguar que no le sentó muy bien el saber que quienes lo criaron, aparte de separarlo de su familia, a esta la habían vendido. Pero eso había ocurrido hace mucho y no era tiempo de preocuparse y sufrir por ello, el pasado pasado está.-Sí, aquella pequeña hermana que tenías y que no sabía hacer nada por su cuenta ahora ha crecido y es una mercenaria-le sonrió intentando calmar un poco el ambiente, no le gustaba en absoluto ese ambiente tenso que se había creado-Aunque yo no soy nada comparada contigo. Mírate a tu temprana edad y ya eres todo un capitán pirata. ¿Estarás orgulloso de ti mismo, no?

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Ya soy feliz~ (?)

La risa de Antonio tan ligera y natural termino rompiendo aquel pesado ambiente que había creado sin proponerselo. Negó repetidas veces con la cabeza, terminando en un pequeño suspiro. —Isa~ no quiero enterarme de que era yo si tu eras quien no sabia hacer las cosas por su cuenta— sonreía de forma mas que despreocupada, olvidando completamente el tema anterior. Aun que Antonio creía poder decir que siempre había mantenido una personalidad parecida a la de su hermana no podía asegurar mucho en aquel momento.

La compañía de Isabel le causaba bastante tranquilidad, de forma que podía pasar inclusive mas fácil de lo normal, de un tema a otro. —Oh~ no digas eso, Isa, que no por nada los trabajadores como tu son tan codiciados. — abrió una estantería que había tras el, buscando algo con una mano. —Ciertamente...—Pauso unos momentos, meditando con una mueca de seriedad. —¡Si~! Tengo mi propio barco —y era en situaciones como esa donde se dudaba gravemente como había llegado Antonio a aquel puesto. Tal vez su linda cara si tenia algo que ver en el asunto.

Refunfuño por lo bajo al darse cuenta de que no se encontraba lo que tanto buscaba. —Por cierto, Isa, ¿A donde te llevaron?— pregunto, extrañado de pensar que pudieran haberla integrado a una familia mercenaria, siendo mas fácil dejarla como esclava, cortesana o simplemente sirvienta... no encajaba eso en su lugar.

Justo cuando la española iba a pregunta el qué era lo que buscaba, su hermano ya había hablado-Nos vendieron a ambas a una casa noble, la casa de la familia Prochainezo, ¿te suena?-caminó hasta quedar enfrente suya y se sentó en una de las sillas que había frente al escritorio quedando cara a cara-pero apenas estuve allí un par de años... y su fue tras eso cuando me separé de mamá....-añadió empezando a recordar algunos momentos de cuando vivió allí.

Recordó todo tipo de cosas como la sonrisa que su madre le dedicaba en cada momento como intentando decirle que pronto serían libres, que pronto escaparían de allí y se reunirían con todos de nuevo; el día que llegó por primera vez allí y conoció a los demás criados y esclavos, al dueño de esa casa y a su único hijo, Firo. Escuchó dentro de su cabeza una voz algo intantil, pero claramente perteneciente a un varón, sintió pena al escucharla, al escuchar como la llamaban "Isa-chan", y al preguntarse qué habría sentido cuando la única chica que había conocido a aquella temprana edad, dentro de aquellas paredes al no haber podido salir de allí por el temor de su padre por lo que pensasen los demás de su hijo, se hubiese escapado de allí. Pero, a pesar de todo, no se arrepentía en lo más mínimo porque gracias a que escapó de allí con aquellos mercenarios había podido fortalecerse y reencontrarse con su gemelo.

Se cachateó mentalmente. ¡Por el dios del tomate! Solía estar encerrada en sus pensamientos cuando el momento lo precisaba pero este no era momento así que se obligó a sí misma dejar ese tema, ya tendría tiempo para encerrarse en sus pensamientos todo lo que quisiese.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Perdón si me quedó fail u-u

Se había quedado por unos momentos callado, ¿Familia Prochainezo? —La verdad no, Isa— sintió como la garganta se le cerraba de un momento a otro. Cuando se había separado de ella… —Fue ahí donde se quedo —el tono vacilaba entre la duda y la afirmación. —Podríamos buscarla partiendo del lugar donde se separaron, así hayan pasado más de quince años— su sonrisa denotaba la emoción que sentía y en sus ojos se reflejaba el anhelo de poder volver a ver a su progenitora. La inocencia de no conocer todos los hechos. — ¿Dónde fue que se separaron?— se había levantando ¿cuándo? No lo sabía, tal vez se estaba haciendo muchas ilusiones pero ¿no habían sido esas mismas ilusiones las que le habían impulsado a seguir todo este tiempo…?

Se había parado frente a ella, quien se mostraba ausente. Sonrió de forma suave y exhalo un leve suspiro involuntario. Se preguntaba que pasaba por la mente de su gemela ¿Recordaría lo que habían pasado ella y su madre al separarse? ¿O el tiempo que estuvo allá? Cerca estaba de ponerse a picar a Isabel para que volviera a la realidad pero sabia por experiencia que cuando él se iba a su mundo era mejor no sacarle por la fuerza si se quería salir entero. Seguro igual aplicaba a su gemela. Espero pacientemente hasta que la vio reaccionar otra vez, no quería presionarla mucho a pesar de todo.

Atrajo a Isabel en un abrazo fraternal, inclusive después de todo lo que había hablado ya con ella sentía que en cualquier momento podría desaparecer o el despertar. Casi se sentía pequeño otra vez, casi parecía que todos aquellos años no pasaron... Antonio casi se molesto consigo mismo por creer eso, la vida lo había tratado bastante bien hasta ahora... no había de que quejarse e incluso todo mejoraba aun mas... ¿verdad?

Spoiler:

Sonrió ante el abrazo de su hermano y lo abrazó de vuelta. Se sentía tan bien abrazándolo que ese fue uno de los momentos en los que supo que la búsqueda mereció la pena, que el haberse escapado de aquel castillo y haber estado tanto tiempo buscándole había sido lo mejor que podría haber hecho porque ahora estaba con él, de nuevo.

-Sí, tienes razón, se quedó allí y lo más probable es que si no ha pasado nada importante todavía siga allí....-murmuró cuando rompieron el abrazo. No quería reconocerlo pero así era, siempre supo que ella estaba allí y que si quería buscarla debía de buscar allí pero, no se sentía capaz de mirarla a la cara después de todo este tiempo.-Italia, allí fue dónde la vi por última vez.

No se sentía capaz de mentir u ocultar algo a su hermano. Él tenía algo que hacía que se le hiciese imposible el no contarle algo, tal vez fuese porque eran gemelos, pero eso hacía que cuando eran pequeños él fuese el único que supiese de sus mayores secretos....-Aunque dudo mucho que ella nos quiera ver...-admitió, al fin, en un susurro.

Se tenso un poco, el no sabía leer el ambiente –y normalmente el ánimo tampoco –pero había algo en Isabel que le decía que había algo más. Algo que no le había dicho. —Italia — sonrió divertido — No me extrañaría que nuestra madre quisiera quedarse allá Fusososo — bueno, ambos amaban a los italianos y estaba seguro de que de algún lugar tenía que venir.

Una pequeña duda le embargo ¿su madre se habría casado nuevamente se habría casado? ¿Tendrían más hermanos regados por ahí? Miro a Isabel aun durativa ¿Qué le ocultaría? Dejo ver sus emociones a ella. La duda, la incertidumbre. Algo extraño que haría un capitán con él. — ¿Isa que sabes de...?— las palabras murieron en su boca al escuchar aquel pequeño susurro. Sintió como se le movía el suelo un poco, ¿sería la mar moviendo de un lado a otro la embarcación? Lo dudaba, hacía mucho se había acostumbrado a su incesante ritmo.

¡Ah! Era simplemente el que su hermana gemela no creía que su madre los fuera a ver con buenos ojos en un reencuentro. — ¿Por qué? —había formulado la pregunta casi de forma inconsciente. ¿Ella sabría más de lo que decía? Sinceramente no le agradaba en lo mas mínimo el que su madre…

Suspiró y dirigió su vista a cualquier punto de la habitación. Apenas notaba bien la duda o la incertidumbre que veía en su hermano, el notar los sentimientos de alguien era algo que sinceramente le costaba.

¿Por qué no contárselo? Después de todo era su hermano, su gemelo, tarde o temprano lo averiguaría él por su cuenta o con ayuda. Encontraría una versión parecida a la suya o tal vez totalmente distinta así que, ¿por qué no contárselo? Si iba a escuchar en algún momento esa historia, era mejor que se lo contase ella misma.

Aunque aún así no le gustaba en absoluto recordarlo, ya no hacía que se pusiese a llorar como cuando recién tenía lo ocurrido sino que ya no mostraba ningún sentimiento de tristeza o dolor al recordar.-Prácticamente me abandonó.-dijo por fin de una vez.-Ese día era el cumpleaños del único hijo del señor Prochainezo, por ello casi todo el mundo estaba despistado y más su padre aunque él era por otro motivo. Había contratado a un par de mercenarios para librarse de otros nobles y mamá aprovechó la llegada de aquellos mercenarios y planeó como librarse de mí. Me dijo que los buscase y que luego hiciera lo que ellos me pidieran, que pronto se reuniría conmigo. -lo miró de nuevo y le sonrió como intentando decirle que ya había superado ese día y muchos otros. Antes de seguir prefirió omitir algunos detalles.-Claro que después se reunió con nosotros, pero para decirme que ojalá os encontrase y después mientras aquellos mercenarios me sujetaban se dio media vuelta y volvió al castillo dejándome con unos completos extraños. -Aunque en verdad se alegraba de haber conocido a aquellos dos mercenarios, fueron las únicas personas que pudo considerar como una "segunda familia".