Loob [Mala Suerte/Libre]

Miro a su tripulación ir y venir en el barco. Los finos detalles de madera en su barco estaban cubiertos de escarcha así como algunos de los tripulantes que tenia ahí vigilando en la proa. Era un día normal en su hermoso barco el cual era llamado con cariño como el “Ruso Errante”, algo que te recordaba al “Holandés Errante” esa historia que se contaba en los mares.

Su aliento se podía ver claramente gracias a las heladas temperaturas de ese lugar que era considerado como su territorio puesto que nadie más que él podría sobrevivir a esas extremas temperaturas y comportarse como si nada. Sus ojos siempre atentos iban de un lado a otro mirando serenamente los alrededores de ese mar congelado, tratando de ver algún barco en desgracia o un puerto en el cual detenerse, disfrutar un poco y luego saquearlo. Tenia mucho tiempo libre ya que ningún noble lo había contratado hacia algunos meses.

El clima cruel en ese lugar azoto el mar con una tormenta furiosa que movió todo de su lugar, pudo haber destruido un barco o al menos sacarlo de curso, a cualquiera menos al enorme barco en el que Iván viajaba, el cual se movía sin problemas ante las olas furiosas del mar que se tragaban todo lo que estuviera por ahí.

Ni el mar lo quería.

Los daños no fueron de preocupación y el barco seguía moviéndose con gracia, seguido de una neblina fantasmal que lo ocultaba y siempre lo seguía, ya sea que estuviera en un mar cálido, o en ese, un mar tan congelado.

Dejo el volante tranquilo y se movió hacia el costado del barco, mirando entre la fantasmal neblina buscando alguna señal de un barco perdido o destrozado por la previa tormenta y para su sorpresa vio la sombra de algo navegar sin rumbo en su mar. Y sin esperar mucho, el enorme barco se dirigió a ese punto...

Para su sorpresa encontro con que algo habia saltado dentro de su barco. Nadie se movio de sus puestos, solo el enorme ruso que camino hacia el otro que estaba en medio de la proa de su barco. Con su sonrisa torcida y presencia putrefacta se acerco al invasor que era mucho menor que él. Le examino de pies a cabeza sintiendo una presencia magica en el.

Cuando la neblina en la proa bajo un poco paso a clavar sus ojos amatiza en los del otro, un sabio, no habia mucha sorpresa - ¿Qué hace un sabio extraviado en mi barco ? - pregunto a voz cantarina pero aterciopelada.