y como si las cosas no fueran lo bastante malas... [Libre]

El mercado de esclavos, Antonio lo veía a lo lejos desde el barco, colocado de forma escandalosa a las orillas del nuevo mundo. Sabiendo que se ser comerciante le insultaría el poco disimulo, pero el gustaba de las cosas grandes y aquel lugar era enorme. Apenas llegaron a tierra, y tras una pequeña discusión del por qué fueron ahí, Antonio termino yendo aparentemente solo hacia aquel gran lugar llena de gente a la cual podía sacar de aquel lugar de esclavitud y dolor. No era que pensara en remendarse ante nadie ni mucho menos, simplemente no le agradaba la esclavitud… pero no podía moverse mucho con todos los problemas que había en el mar.

Miro hacia atrás recordando que se encontraba solo en aquella pequeña aventura, y con un poco de depresión, cayó en cuenta que desde hace un tiempo la mayoría de las cosas que hacia las hacia solo sobre todo desde que Isabel había llegado, no le molestaba que su hermana se hubiera llevado la mayoría de la atención del italiano inclusive le agradaba mucho que ella se hubiera adaptado bien a la tripulación pero le bajaba un poco el ánimo el quedarse solo o no tener con quien hablar. Y dando un paso firme pero animado como solo el podía avanzo en la búsqueda de un nuevo integrante para su gran familia.

Mas había tardado en pensar lo que le ponía triste que distraerse con los esclavos, mirándoles desde la parte baja de la tarima. El dueño, un conocido de fiesta de Antonio, le llamo invitándole a ver de cerca a los esclavos. Sonriente como siempre clavaba su mirada verde esmeralda en ellos con curiosidad, examinándoles sin cuidado. Perdió su sonrisa al ver un joven que a su parecer resaltaba entre el montón de esclavos. Sus rasgos le recordaron a los tan particulares de Andrea, así que sin mucho pensar decidió llevárselo. Tarde. La subasta había iniciado con aquel joven como la primera gran adquisición.

El maldito lo tenia harto, una cosa era viajar por el mediterráneo y saquear a los malditos turcos o regresar a inglaterra y robarles a los pijos ingleses, pero es que sus ideas al "nuevo mundo" se hacían mas seguidas y el italiano estaba cansado de esa situación ¿que no podía mantenerse quieto un rato? El viaje era putamente largo, sin contar que Antonio lo dejaba solo a ratos a cargo de la tripulación, cosa que el menor detestaba con toda su alma, si el quisiera poder y mandar a la gente bien que se hubiese quedado en Italia, pero no, el estaba allí y ahora y le enojaba tener que dárselas de "jefe"

Bufo en la proa del barco, Isabel estaba distraída con otros de la tripulación, así que aprovecharía de ver que idiotez se largaba hacer el español, se apostaba un ojo de que el maldito había dejado embarazada a alguna chica y debían sus seguidas visitas a que el tomaba la maldita responsabilidad ¿que otra cosa les haría regresar? Luego se percato del mercado de esclavos, ¿sera que...?

No podía ser eso, sacudió la cabeza mientras lo perseguía sin ser detectado aparentemente, joder que se había vuelto todo un espía, resoplo mientras entraba a ese re condenado lugar lleno de angustia y sufrimiento humano... Lo odiaba, eran personas no viles objetos que se podían vender, odiaba a la corona por ello

Se quedo oculto, observando la cara de su amigo que fijaba su mirada en uno de ellos ¿sera que lo compraría? Pero era mas del estilo de Antonio raptarlo, por lo que se quedo esperando escondido, saldría solo si su ayuda era requerida, no quería hacer escenitas frente a nadie.

Se había acercado hasta el mercado de los esclavos, quizá pudiera encontrar alguien que le fuera útil para añadir a su tripulación. Observaba sin prestar mucha atención a las diferentes personas que se exhibian para ser compradas como si fueran poco más que animales.

Me pregunto si encontrare algo interesante por aqui... alcanzo a divisar una persona que conocía, Me pregunto que estara viendo Antonio con tanto interes... Se acerco hasta el por detras y le puso una mano en el hombro para asomarse por sobre su espalda ¿Qué vez?

No sabía que te interesaran los esclavos lo vio con curiosidad un momento antes de regresar su vista al hombre que tenían enfrente, despedía un aura de misticismo que no había visto en otra persona antes. Se veía definitivamente como alguien intresante. Alzó la mano para llamar la atención del vendedor ¿Con cuanto inicia la subasta? No cargaba mucho dinero ese día -cierto subordinado suyo le había sacado las monedas del bolso sin que lo notara- pero quiza pudiera intentar comprarlo.

Se había quedado mirando al joven con la curiosidad de un niño. Sonriendo animadamente cuanto este le había saludado, intento devolver el gesto pero noto como el esclavo era sometido. — ¡No lastimes la mercancía!— exclamo, no podía tratarlo como persona si quería poder salir bien de ahí. Apenas me pertenezca volverá a ser una persona libre, pensó, irónicamente. Apenas sintió cuando el danés se había acercado, le sonrió a forma de saludo antes de responder. —Siempre se pueden sacar grandes compañeros de los lugares mas inhóspitos ¿No crees? —mostro una mueca más seria al notar que habían comenzado a dar las ofertas.

Tanteo un poco cuantas monedas cargaba consigo, suspirando resignado tras unos momentos, pero sonriendo traviesamente. — Puras cantidades grandes, por ser hechicero— muchos usarían la palabra “brujo” pero Antonio lo creía… innecesario. Al final que seguramente sabía más por experiencia que por otra cosa, o al menos así eran los hechiceros que conocía. Escucho algo así como doscientas piezas de oro, a lo que miro con curiosidad a Soren. — Oye tío ¿vas a ofrecer algo por el?— el sinceramente no planeaba hacerlo… había mejores formas de conseguir un esclavo aun que eran más complicadas eran más entretenidas desde el punto de vista del hispano.